Orografía

 

Los más de 98 Km. cuadrados que forman el término municipal de la Villa de Catí, situada en la comarca de Els Ports de Morella, son un buen lugar para las vacaciones de la gente joven y deportiva. La hospitalidad de los vecinos de Catí difícilmente tiene igual.

Se encuentra Catí en un privilegiado lugar de la provincia de Castellón que enmarcan los términos municipales de Morella, Chert, Sant Mateu, Salsadella, Tírig, Albocácer, Villar de Canes y Ares del Maestre, donde el riguroso clima de Els Ports se dulcifica y donde resplandece un sol cálido y cordial.

 

Dos valles forman el término: al norte, la partida de la Font de Catí; sur, la Vall de Cirers. No creáis, sin embargo, que en Catí todo es llano Por el contrario contamos con montañas maravillosas, si preferís caminar, o simplemente, gozar del aire fresco y puro de la montaña.

 

Al norte están las sierras de Vallivana y la Espadella, sierra esta que permite un entrenamiento de escalada en lugar próximo a la carretera N-232. Es posible que preferís la sierra situada al este. Es la más alta y cuenta con vértices como el Morral del Buitre, el Puig-Cabrer o el Molló de Cinc-Termes, llamado así porque en su cima se juntan los términos de Tírig, Salsadella, Sant Mateu y Chert, al de Catí.

 

El Tossal d'En Rabasa al sur. Después de pasar el barranco de Prunelles, al oeste, comienza la cordillera por la Masía de Evaristo, sigue por La Moleta y La Serra , formando la sierra del Avellà   que acaba en la Rocassa del Mas de Nadella, después de haber rebasado Els Campanarets y el llamado Tossal de la Nevera.

 

Historia

Si bellas son nuestras montañas, no es menos rica nuestra historia. En 25 de enero de 1239 Catí fue dado a poblar por Blasco de Alagón, a Ramón de Bocona - futuro poblador de Onda- y a cuarenta hombres mas, hecho que fue confirmado por el rey D. Jaime, en 1243, estando en el Castillo de X  Por los nombres de aquellos primeros vecinos se supone que procedían de las tierras de Lleida. La fidelidad era su principal virtud, que se reconoce al conceder a Catí un escudo de armas cuya figura principal es un perro andante, símbolo de la fidelidad activa.

Debéis saber que Catí ha participado en cuantos hechos históricos ha tomado parte la ciudad de Morella. Así, hombres de Catí toman parte en la conquista de Mazalquivir, Orán y Bujía, en la Nave del Bayle de Morella. Ello a pesar de que la villa de Catí, junto a las demás aldeas, comenzó en 1292 un pleito contra Morella, que no concluyó hasta que en 1691 les fue concedida la independencia

 

Monumentos

Puesto que siempre hemos cuidado los trabajos de cantería, os resultará muy agradable admirar los bellos edificios medievales que estamos orgullosos de conservar. En primer lugar, la iglesia parroquial, situada en el centro del pueblo, a la que se accede desde la calle Mayor a través de una pequeña puerta, de sencilla decoración, que denota toda su antigüedad puesto que fue construida en el siglo XIII en los primeros años de la Reconquista.

 

Alberga importantes obras de arte. La abadía edificada al sur de la iglesia y contigua a ella, es espaciosa y fue construida en 1376 por el cura Pedro Durán. La Torre, situada en la calle Mayor, domina toda la población. Era propiedad del poblador Ramón de Bocona, después fue de la villa de Morella y, más tarde, desde 1692, del pueblo de Catí que la compró .

 

La Casa de la Villa, levantada en 1428, es un edificio muy notable en cuyos pilares trabajó el picapedrero Jaime Sans. Levantado bajo la dirección de Bernat Turó, de Traiguera, trabajaron en ‚él sus hijos Joanet y Bernat y los catinenses Pedro Belluga, Pedro Galià  y Pedro Guasch. No dejéis de visitar su salón principal donde a lo largo de los siglos han tenido lugar las reuniones del Concejo y donde también se representaban las comedias. Valioso artesonado. La falsa está  sostenida por 18 filas, 272 tablones y 3 filas grandes de madera de Benasal. La Casa Miralles es también un edificio notable. Fue levantado por Ramón Sanjuán en 1455. Separado de la Casa de la Villa por el "carreró del vent", es obra del cantero santanderino Pedro Crespo.

 

 

       

 

 

Igualmente importante es la Casa de los Montserrat que le es contigua. De la Casa de Joan Espígol fue su constructor el cantero y artista morellano Antonio Sancho, quien la edificó en 1448. Las casas del célebre mercader Jerónimo Martí, Matías Roca, del Bayle, de Antonio Mateu, de En Galiá, de Alfaro y del Hort de Masó, son exponentes de los siglos XV al XVII.

 

 

 

Arte

 

La iglesia parroquial de Catí Posee uno de los mejores retablos pintados del siglo XV, con la particularidad de ser del afamado artista valenciano Jacomart, pintor del rey Alfonso V y poderse demostrar su encargo en documento notarial de 23 de enero de 1460. Fue Ramón Sanjuán, albacea del mercader Joan Espígol, quien concertó con el pintor Jaime Bacó, ciudadano de Valencia un retablo que había de hacer dentro de un año, de diez palmos de ancho y trece de altura, enyesado, decorado y pintado con buenos colores, por el precio de cuarenta y dos libras y diez sueldos. En la espiga había de tener el Crucifijo, a un lado la Virgen María, al otro San Juan Evangelista. En medio del retablo San Lorenzo y San Pedro Mártir, de la Orden de Predicadores y a un lado y otro dos historias de los mencionados santos. En el bancal, la Piedad; a la derecha la Virgen María y a la izquierda San Juan, Santa Lucía y San Agustín. Fueron testigos Jaime Sastre y Sancho Aznar. Se le conoce como retablo de San Pedro Mártir y también como retablo Espígol, porqué se pagó con sus bienes.

 

 

Santuarios

Es necesario conocer los santuarios, que encierran siglos de historia, para poder comprender el pasado espiritual y artístico de nuestra tierra. Estos lugares de devoción, que se encuentran diseminados por toda nuestra geografía, todavía hoy atraen a numerosos peregrinos y curiosos, que cada año, sobre todo, el día solemne de su festividad, acuden a ellos. En la llanura denominada "La Vall de Catí", cercada de altos montes que suelen en invierno revestirse de blanco, se levanta la ermita dedicada a Ntra. Sra. del Pilar, Patrona de la Hispanidad.

 

La ermita está  ubicada en el centro de la pradera, no lejos de la carretera que une la población con el empalme de Benasal, y cerquita de las masías de Evaristo y de la Pigá. Según nos informa el Rvdo. Cura Párroco, D. Joaquín Obón, esta ermita campera se remonta al s. XVII y fue edificada en el mismo lugar en que, desde tiempo inmemorial, se repartía el pan y se bendecían los campos el día 3 de mayo, fiesta de la Santa Cruz. El día 6 de enero de 1625, fiesta de los Santos Reyes, se reunieron los dueños de las doce masías del contorno, y acordaron edificar esta ermita en "La Vall de Catí" , a unos seis kilómetros de la población. Quisieron los piadosos masoveros poner bajo la protección de Ntra. Sra. del Pilar sus vidas y haciendas. Rápidas fueron las obras y nadie crea que fueron de poca monta. Nada de eso. La iglesia mide 13 metros de largo, 6'60 de ancho y 5 de altura. Adosada a la iglesia está  la casa del ermitaño, que continúa hoy siendo habitada.

A continuación de la casa hay una gran sala, que no hace muchos años servía de escuela rural... Por tanto, todo el complejo mide 22'20 de largo por 10'30 de ancho. La techumbre de la iglesia, a dos aguas, está  sustentada por dos arcadas pétreas y la fachada por remate una espadaña, pero sin campana. En el altar mayor está la tradicional imagen de la Virgen del Pilar, que recibe especiales cultos el día 12 de octubre coincidentes con la fiesta litúrgica.

Frente a la iglesia montan guardia siete olmos en fila, y dos pozos de aguas nacientess abastecen las necesidades de los moradores y peregrinos.

 

Corría el año 1410 cuando el santo taumaturgo valenciano San Vicente Ferrer bajó desde Morella a Catí, y aquí predicó, dirigiéndose luego por la actual ermita de su nombre a la villa de Sant Mateu.

Acompañaron a San Vicente Ferrer dede Morella, su Bayle, Justicia y Jurados, hasta la balsa de Vallivana, donde le recibieron los de Catí. Se hospedó en la casa de los Miralles, y predicó delante de dicha casa. Oyeron los catinenses los sermones del afamado apóstol valenciano y le siguieron cuando se marchó a Sant Mateu, hasta el collado donde dos siglos más tarde se lazaría la actual ermita. Allí les dejó como recuerdo y confirmación de su doctrina, una piedra como un pan, en la que hizo con su dedo una cruz, como si fuera sobre blanda cera.

 

La ermita de Santa Ana, a medio kilómetro de la población, es una de las más completas y acabadas de Catí. Consta de un solo cuerpo con tres arcos, de regulares dimensiones, con coro y altar mayor. Fue director de la obra Arnaldo Pedro, cantero de Forcall, quien puso la primera piedra el 29 de agosto de 1441. Ayudáronle los canteros Jaime Sans y Bernat Verdú de Catí.

 

Romería

 

Cada año, coincidiendo con el primer sábado del mes de mayo, los vecinos de Catí realizan una romería a la ermita de Sant Pere de Castellfort. Se trata de una procesión muy arraigada que se viene haciendo desde tiempo inmemorial, ya documentada en 1321. No se conocen con claridad los objetivos que los primeros catinenses deseaban conseguir con la. romería, tampoco si eran sólo una docena los hombres que en nombre de todo el pueblo la cumplían. Se tiene noticia de que antiguamente no participaban en ella las mujeres. Cuando se les permitió, debían ofrecer una libra, de cera como limosna y, aun así, habían de seguir la procesión a considerable distancia.

 

Hoy, jóvenes y ancianos, de todas las edades y sexos toman parte en la romería a Sant Pere de Castellfort que, durante dos jornadas, discurre por históricos caminos y rinde visita a las ermitas de Ntra. Sra. de la Misericordia, en el Avellá , Santa Lucía, en Salvasoria, iglesia de la Inmaculada Concepción, en La Llacova, ermitas de Sant Pere y Mare de Déu de la Font, en Castellfort e iglesia de la Asunción de la Virgen en Ares.

Es de destacar que los hombres que a ella concurren lo hacen ataviados con la capa típica, mientras que cubren sus cabezas con la barretina. A su regreso a Catí, en la procesión de la noche del domingo, los cuatro hombres más ancianos de cuantos hayan participado en la romería tendrán derecho a portar las andas del Santo que ha viajado con ellos a lomos de una cabalgadura. Pero no creáis que se trata de romería de ancianos. Los jóvenes de Catí tienen tanto apego a la romería como sus mayores. También toman parte en ella muchos excursionistas y curiosos que llegan a Catí no sólo por el impresionante aspecto y los cánticos antiguos de los romeros, sino también porque cuanto ocurre en la romería tiene la virtud de transportarlos a unos tiempos pretéritos a los que los vecinos de Catí siguen siendo fieles.

Es muy emotiva la "Despertà" que tiene lugar en la población a eso de las cinco de la mañana, donde los mozos acompañados por la banda de música, recorren las calles de Catí animando e invitando a los durmientes a disponerse para la romería. "Despertà" que se vuelve a repetir allá  en la ermita de Sant Pere, en la mañana del domingo, sin música, aunque rodeada de extraordinaria emoción. Si no os es posible seguir a los romeros a pie o a caballo, o bien no disponéis de las dos jornadas que se precisan para cumplirla completamente, podéis reuniros con los romeros en los lugares a los que es posible llegar con vuestros vehículos.

 

Poco antes de las ocho de la mañana los romeros, que durante las dos jornadas seguirán con bastante exactitud el horario solar en su marcha y en los altos se congregan a toque de campana en la iglesia parroquial, habillados con larga capa de paño negro y barretina, de donde saldrán con la Cruz, la Bandera y la imagen de Sant Pere, a la que por su tamaño denominan cariñosamente "Sant Peret". Dispuestos en procesión se dirigirán hasta el Prigó donde ya sus familiares les han preparado las cabalgaduras. Media hora más tarde estarán en el Avellá donde oyen misa y almuerzan antes de descender en dirección a les Covetes, , lugar en que se unen a la romería muchos vehículos 4 x 4 llegados por el camino que lleva a la ganadería de reses bravas, que pueden, así, acompañar a los romeros en la mayor parte de su camino de ida.

 

 

La romería asciende entre un bello paisaje de encinares por el camino que lleva a Salvasoria y La Llacua. Cuando en la parroquia de La Llacua había sacerdote, éste salía a recibir a la romería con Cruz alzada. En años posteriores era el maestro quien salía al frente de sus alumnos. Hoy no vive allí más que una sola familia.

 

Permanecerán allí hasta las tres de la tarde en que se sale en dirección a La Pinella. Entre pinares avanza la procesión hacia el Hostal de la Roja

 

Hacia las 16'30 horas habrán cruzado la pista asfaltada que une Morella con la carretera que lleva de Ares a Villafranca y harán un pequeño alto antes de abordar la empinada Costa de Sant Pere. Contrasta la pacífica soledad en transcurren los últimos tramos de la romería con la gran expectación y enorme gentío que aguarda la llegada de los romeros junto a la ermita de Sant Pere hacia las seis de la tarde. Se entra en la pequeña ermita donde se entona el O Vere Deus, el Regina Celi y los gozos al Santo. Humeantes, en la explanada de la ermita, las calderas que han servido para condimentar los "fesols amb arròs" esperan a que concluya la visita al Santo. Luego, romeros y público, todo el mundo, en los platos de barro de la romería tendrá n ocasión de reponer fuerzas y deleitarse saboreando el antiquísimo plato que nos retrotrae a los tiempos de la Reconquista.

 

Estamos muy cerca del Piro Blasco, el peirón donde es fama que Blasco de Alagón, conquistador de Morella, en jornada de nieve en que andaba perdido, clavó la espada en el suelo y prometió dotar a la ermita con una enorme campana que pudiera ser oída desde la costa.

Algunos de los romeros más mayores pasarán la noche en la hospedería del ermitorio. Para los jóvenes es noche de fiesta en Castellfort.

 

Si os es posible, no os perdáis la "Despertá" en Sant Pere, en la mañana del domingo, poco antes de emprender el descenso, por carretera, había la ermita de la Mare de Déu de la Font, que dista una hora de camino. Solemne entrada y reencuentro con gran cantidad de público que en el ermitorio y alrededores aguarda a los romeros. Se distribuye la "Ilansadora amb xocolate cuit" y se celebra misa cantada. Se procede a elegir al clavario para la pròxima romería y tras el almuero de mediodía se vuelve a emprender el camino en dirección a Ares, siguiendo primero la carretera hasta el Mas de Sol de Barranch, y, luego, por la histórica cañada real que lleva al Coll d'Ares, lugar donde se reparan las sedientas gargantas con agua del Avellà y cazalla.

 

Se visita la iglesia de Ares y se entona un responso antes de emprender el camino de "Els Regatxols" que les llevará de regreso a casa, en dirección al Mas d'Estaca, donde tiene lugar la "berenadeta de Sant Pere".

Costa del Moltó, Caseta de la Roya, Finca de la Belluga y descenso hasta el Planet Vert. Andando por la carretera prosigue la procesión hacia Catí.

La imagen de Sant Pere que ha viajado durante dos días en una "xalma" es depositada en casa Beto, hacia la puesta del sol. De ésta, que debió ser en alguna época la última casa de la población, saldrá por la noche la procesión de las antorchas que devolverá la venerada imagen hasta la iglesia.

Los jóvenes se emplazan para volver el año próximo. Los mayores aseguran que no volverán a realizar el recorrido. El cansancio es grande. Pero el próximo año, cuando llegue el primer sábado del mes de mayo, estaremos contentos de volver a encontrarnos en la romería de Sant Pere de Castellfort.

 

Economía:

En el transcurso de los siglos la industria más universal ha sido en Catí la de fabricación de tejidos de lana. En ella trabajaban un número considerable de vecinos en los oficios de esquiladores, pelaires, y tejedores así como en su comercio. Tanta era la riqueza que en la práctica de este comercio atesoraron los catinenses del Renacimiento que los hijos de Catí frecuentaron varias universidades europeas de su tiempo.

 

En el siglo XVI Catí contaba con más de nueve mil cabezas de ganado. Hoy, como entonces, son famosos los productos que se obtienen en forma de lechales y cabritos que la hostelería de la zona se aplica en condimentar con gran éxito. Una moderna instalación dotada de los mejores adelantos en la elaboración de quesos comercializa la leche de los rebaños sin haber abandonado ni su elaboración tradicional, ni la forma con que se presentan en el mercado, puesto que los quesos de Catí se consumen en poblaciones muy alejadas de nuestro pueblo.

 

Si famosos fueron los productos elaborados con carnes de cerdo en siglos pasados cuando se proveía al propio Monarca y gozaban de especial predilección entre los habitantes de las poblaciones vecinas, sigue siendo esta una industria relevante que se beneficia del clima ideal que los inviernos de Catí proporcionan para el curado de jamones y embutidos.

Aunque abundan en los documentos antiguos las alusiones a la maestría de los cereros de Catí y las velas por ellos fabricadas eran famosas por su duración, no quedan cereros en Catí. Quienes cogieron el relevo de aquellos artesanos se dedican hoy a otra producción que les era consustancial, cual es la elaboración de turrones. Y no sólo por Navidad, durante todo el año pueden ser degustados aquí turrones y mazapanes. Os aconsejamos que no dejéis pasar la ocasión de conocer nuestros dulces.

 

           

 

 

 

 
         

Otra variante artesanal es la referente a la madera. Muchas de las personas que nos visitan lo hacen atraídas por el interés que ponen en conocer las fábricas de muebles rústicos.

Gastronomía:

 

En Catí se come con alegría. Como descubriréis vosotros mismos, no solamente tenemos buen agua. En Catí y en los alrededores próximos tendréis la oportunidad de una inmejorable cocina tradicional: jamón y cecina; ternascos y cabritos excelentemente preparados al horno; "pataques farcides"; alubias como durante siglos se han preparado en Sant Pere; quesos, cuajadas y requesones con su toque de arrope, destacan entre otras especialidades celosamente guardadas.

 

Turismo

 

En todas partes se nos conoce por la bondad de las aguas de nuestro manantial del Avellà, aunque muchas personas desconocen que el tranquilo lugar que ocupa el conjunto del ermitorio de Ntra. Señora de la Misericordia y el balneario, es perfectamente accesible para los automóviles a través de un tunel horadado en la roca de la imponente sierra del Avellà.

 

Fonda Miralles, ahora transformada en "Casa de Banys".

     

Ermita

 

¿Sabíais que es posible vivir en cualquiera de los establecimientos de hostelería del Avellá y desplazarse hasta Vinaroz mediante un autocar regular que sirve la línea durante todo el verano, con salida por la mañana y regreso mediada la tarde, permitiendo así gozar del bullicio de la costa y del sosiego de la montaña, al mismo tiempo.

 

Fonda L'Avellà

 

 

Los antiquísimos baños, los árabes ya conocían las propiedades curativas del agua del Avellá, han llegado a nuestros días como fondas que disponen de confortables habitaciones. Quienes se hospedan en ellas gozan de tranquilidad paradisíaca y de muy buen clima.

Fuente de L'Avellà

 

Embotelladora

 

Desde el Avellá se pueden efectuar paseos por toda la sierra. Algunos se atreven a llegar hasta la ermita de Santa Lucía, en Salvasoria y los más jóvenes no desdeñan la posibilidad de acercarse hasta Gibalcolla, para pasar la jornada en la finca donde pastan las reses bravas y la yeguada de Serviliano Cervera.

 

A partir de Catí se pueden efectuar unas breves excursiones a : Ermitas de Sant Vicent, El Pilar, El Avellà, Sant Ana, Santa Lucía y Vallivana, Castillos de Ares y Morella. Pinturas rupestres de Cueva Remigia, Valltorta y Morella. Playas de Vinaroz, Benicarló y Peñíscola.

Catí cuenta con una moderna piscina, campo de deportes y es posible la práctica de la equitación.

Salón de baile de la Juventud

 

Su banda de música compuesta por músicos no profesionales lleva a cabo numerosos conciertos y actuaciones a lo largo del año.

Texto : José Calvo Segarra

Fotos: Manuel Cruzado Cazador

Edita: El Ayuntamuento de Catí con la colaboración de la Consellería de Industria, Comercio y Turismo.

Dep. Legal CS- 256- 1988

Mapa de Catí

© Página creada por Joaquim Carbó Miralles , 1997